El 24 de febrero nos sorprendía un artículo de La Vanguardia que se hacía eco de este artículo titulado “Químicos preocupantes en los juguetes de plástico”. En el artículo de La Vanguardia, se hacen afirmaciones como “Que existen productos químicos poco saludables en los juguetes de plástico no es nada nuevo”, o que “Uno de los problemas es la ausencia de regulación y esquema de etiquetado compartido entre los diferentes países y regiones.”

Posiblemente, la periodista y su editor desconocen los estrictos y abundantes requisitos de seguridad química regulados en la Directiva de Seguridad de los Juguetes, el reglamento REACH y el CLP, las normas ASTM en EEUU y las ISO en otras regiones del mundo, entre otras. Pero quizás, precisamente por ello, deberían preguntar.

El artículo en el que se basa La Vanguardia identificó 126 sustancias químicas en juguetes que podrían presentar un riesgo para la salud, basándose en unos estudios de 2002 que no son representativos de los juguetes que hay actualmente en el mercado. Por ejemplo, tres de estos estudios identificaban ftalatos en juguetes antes de su prohibición en la UE. La mayoría de las sustancias que se citan ya hace tiempo que no se utilizan en juguetes, al menos por los fabricantes responsables, de cuya reputación depende su futuro.

Nuestra recomendación a todos los padres que sí valoran la seguridad de los juguetes es que confíen en los fabricantes que ponen su nombre y sus datos en sus juguetes, a los que tanto ellos como las autoridades pueden localizar y pedir responsabilidades, frente a otros atributos atractivos de un anónimo vendedor tercero en un market place online.